Feliciano, amigo
El día que le conocí pensé que era muy alto, pero me equivoqué, en realidad es muy grande. Es un tío muy grande. No sé muy bien cómo nos acabamos llevando tan bien, porque somos muy distintos, pero me encanta. Es un tío muy divertido. Ya les dije a todos: "En las reuniones no me dejéis al lado de Feliciano, que me paso la reunión riéndome y no me entero de nada".
Son las 8 menos cuarto de la mañana de un día laborable y suena el teléfono del curro... ¿quién será tan temprano? ¡Si todavía no he abierto ni el ordenador! Y al otro lado sueña su vozarrón: Que soy yo, que te quería preguntar... ufff, ¡cuántas cosas tiene siempre este hombre en la cabeza! Pero si no he encendido aún el ordenador, digo. ¡Qué jodía!, me responde.
Un día salí con él de inspección. Vaya coche que traía... de los que ya no dan, pero me contó que él se maneja bien con ese coche, le gusta y no quiere cambiarlo. De pronto da un frenazo, que susto... Le digo "¿qué pasa?", dice "Joder, que he visto un pájaro y voy a hacerle una foto". Dio marcha atrás, pero el pájaro había volado... volví de la inspección diciendo: "Si alguna vez vuelvo a comentar que voy de inspección con Feliciano, ¡decidme lo del frenazo!".
Me daba un toque al móvil y yo le llamaba desde el fijo: "Así ahorro", me dice. "Y me mandas también las visitas que tenga que hacer por mail que lo recibo en la blackberry y así, si me coge de paso a algún sitio, aprovecho". ¿Cómo se puede ser tan clásico y moderno a la vez?
El otro día, hace nada, me llama: "Que me voy de vacaciones hasta el 5 de julio".
Yo voy a pensar que te has ido de vacaciones, que estás de vacaciones, pero que volverás muy pronto.
Mi compañero de trabajo Feliciano Gallego Mendoza sufrió un ictus cerebral mientras ejercía de asesor en el palco presidencial de la plaza de toros de Badajoz el pasado lunes 25/06/2012 y sigue en la lucha.
Falleció el día 2 de Julio de 2012. Descanse en paz.
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