domingo, 9 de septiembre de 2012

AUTISMO Y ANIMALES DE COMPAÑÍA


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Nuala Gardner relata la historia verídica de la lucha seguida por su familia para conseguir que su hijo Dale  fuera correctamente diagnosticado de autismo y recibiese  el tratamiento  y la escolarización adecuados.Por su experiencia como matrona y enfermera, Nuala percibe desde  el principio que  Dale  es diferente. Al llegar su momento, el niño no rompe a hablar. Nuala observa que no mantiene contacto visual; que realiza movimientos repetitivos; que regurgita la comida; que se empeña en andar de puntillas.Nos describe el hosco silencio de Dale, su incapacidad para asimilar el lenguaje y relacionarse con los demás, sus inesperados berrinches sin causa lógica, su imposibilidad de demostrar afecto.El lector asiste a episodios que muestran la falta de comprensión de otros padres que ven en Dale a un niño malcriado y la tenacidad de esta Madre Coraje para convencer a  educadores de que su hijo debe asistir a una escuela común  y corriente en la que pueda beneficiarse de la relación con otros
Los animales de compañía ayudan a niños autistas en sus habilidades sociales
El autismo es un conjunto de alteraciones caracterizadas por déficits del desarrollo, permanente y profundo, que afecta a la socialización, comunicación, imaginación, planificación, reciprocidad emocional y en el que aparecen conductas repetitivas o inusuales. Los síntomas son, en general, incapacidad de interacción social, aislamiento y esterotipias (movimientos incontrolados de alguna extremidad, generalmente las manos). Su origen obedece a una anomalía en las conexiones neuronales que es atribuible, con frecuencia, a alteraciones genéticas, aunque no siempre. Introducir un animal de compañía en el hogar de un niño autista podría ayudarle a desarrollar y fortalecer sus habilidades sociales.
El animal permite distraer al niño de las situaciones que le producen estrés o ansiedad, además de ayudarle a aprender la forma de interpretar señales y claves de comunicación, ajustando su conducta. 
La mayoría de familias que adquieren un animal, aumentan la cantidad y calidad del tiempo que pasan juntos, se sienten más felices y ese nuevo estado de ánimo podría tener efectos positivos en el individuo autista. 
Está demostrado que los niños autistas o con problemas de retraso en su maduración, pueden establecer buenas relaciones con los animales y crear lazos afectivos. Incluso se ha demostrado que la presencia de un perro entre un terapeuta y un niño favorece la interrelación. 
El niño puede salir de su aislamiento, aunque sólo sea unos momentos, siguiendo el movimiento y el sonido del perro, incluso incorporándose al juego.

Pero los perros no sólo ayudan a los niños autistas, también a niños con otras dificultades
'La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la manera en que sus animales están tratados. Mantengo que cuanto más indefensa está una criatura, más derecho tiene a que el hombre la proteja de la crueldad del hombre.''

-- Mahatma Gandhi

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