miércoles, 26 de septiembre de 2012

LULA

De izquierda a derecha: Pucca, Bimba y Lula
En 2002 llegó Lula a mi vida. Yo vivía en Fuente de Cantos entonces y un día escuché maullidos en la calle. Me asomé por la ventana y vi un gatito pequeñito. Bajé corriendo a la calle, no podía dejarlo ahí, me dio mucha pena, pero cuando yo bajé a cogerlo, como era un gatito callejero, salió corriendo y lo perdí de vista. Unos obreros que estaban en la calle me comentaron que se había metido en un coche... casualidades de la vida, ese coche era mío. Subí rápido a casa, cogí las llaves del coche, abrí el capó y ahí estaba, enroscado y asustado, más bien, enroscada y asustada, porque era una gatita. No era el primer animalito abandonado que rescataba de la calle, pero eso lo contaré en otra ocasión. Es una pena, no tengo fotos de aquella gatita que llame Molly, como la protagonista de Ghost.
Pero tener un gatito era complicado para mi, sobre todo cuando los fines de semana o los festivos iba al pueblo. 
Al final, tuve que buscarle un nuevo hogar a Molly, creo que fue feliz.
Pero me volví a quedar sola. Entonces fue cuando decidí que quería un perro para que me acompañara y compré a Lula. No abogo yo por la compra de perros cuando hay tanto animalitos en los albergues, abandonados, pero en esta ocasión fue lo que hice. 
LULA
Se la compré a un particular en Villanueva de la Serena. El día que fui a comprarla, la señora no la tenía en casa, así que me tuve que volver a Fuente de Cantos sin ella, pero al día siguiente, mi padre fue a recogerla y yo, vuelta al pueblo a por Lula.
Cuando la conocí sentí que era especial. Mi padre la había metido en una cajita de cartón con papelitos por si quería hacer sus necesidades. Desde dentro de la caja me miró con una cara muy seria, ella es así, pero esa cara de "borde" me llenó por completo.
Camino a Fuente de Cantos fue todo el camino protestando, lo que ya me indicaba que iba a ser un perro de armas tomar, y es verdad. 
Como las dos vivíamos solas tan lejos de todos los que eran mi familia, le dediqué mucho tiempo y aprendió a hacer mil cosas. Sabe sentarse, tumbarse, dar volteretas, "bailar", saltar y pasar obstáculos. Es una artista. 
Pero lo mejor de todo lo que sabe, y que ha aprendido ella sola, es a darme cariño cuando lo necesito, a mirarme con esos ojitos que tiene (uno más pequeño que el otro, defecto de nacimiento que le da un toque muy personal), a pedir con gruñiditos que quiere salir a hacer sus necesidades, o que quiere una chuchería (sabe incluso dónde las guardo), a abrir puertas, a traer los juguetes cuando quiere jugar, a tumbarse encima de mi cuando estoy enferma. 
Yo nunca le he enseñado a hacer nada de eso, eso lo ha aprendido ella sola a lo largo de sus 10 años de edad.
Lula fue mamá un poco mayor, con ocho años... y vinieron Bimba y Pucca, pero eso es ya otra historia que contaré otro día.

 "Amo a los perros con toda mi alma, y cómo no amarlos, si parte de mi alma también es de perro..."
(Antonio Clement)

 

3 comentarios:

  1. Eso es amor y lo demas es un cuento, muchas gracias por tu dulcuzura y sensibilidad

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  2. Sonoa lo sinento,pero mi pueque dice que Lula
    no le gusta, que le gusta Pucca. De todas maneras es precioso, lo digo yo, Jejejejeje

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    1. Pues la más bonita, sin lugar a dudas, es Bimba. Es un bombón pequeño, de 3 kilos, con un pelo suave, suave. Pucca lo que tiene es una cara muy simpática y es muy cariñosa.

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