viernes, 6 de julio de 2012

ERA RUSA Y SE LLAMABA LAIKA
Mi pequeño homenaje


Laika, que en ruso significa "que ladra", nació en 1954 y murió en 1957. 
Fue una perra soviética que se convirtió en el primer ser vivo terrestre en orbitar La Tierra. Lo hizo a bordo de la nave soviética Sputnik 2, el 3 de noviembre de 1957, siendo también el primer ser vivo que moría en órbita. Como poco se sabía sobre los efectos que en el organismo producen los vuelos espaciales, pocas expectativas se tenían de que Laika sobreviviera. 
Laika era una perra callejera que se sometió a entrenamiento con otros dos perros, siendo elegida para el lanzamiento. Aunque no sobrevivió, demostró que un organismo puede sobrevivir a condiciones de microgravedad y aportó los primeros datos sobre cómo los organismos vivos reaccionan en el entorno de vuelos espaciales. Tras Laika, la URSS envió al espacio 12 perros más, de los cuales 5 regresaron con vida a La Tierra.
Laika pesaba aproximadamente 6 kg y tenía 3 años de edad. Fue especialmente entrenada para esta misión, en especial para adaptarse a permanecer en espacios reducidos durante largo tiempo. Esta adaptación al confinamiento requirió que permanecieran en compartimentos cada vez más pequeños durante periodos de hasta 20 días. El confinamiento forzado provocaba disturbios en las funciones excretoras de los animales, agitación y deterioro de su condición física general. 
El lanzamiento fue el 3 de noviembre de 1957. Los signos vitales de Laika fueron seguidos telemétricamente en tierra. En la máxima aceleración después del despegue, el ritmo respiratorio del animal aumento 3-4 veces sobre lo normal, la frecuencia cardíaca pasó de 103 a 240 latidos por minuto. La sección de nave que debía desprenderse no lo hizo, por lo que el sistema de control térmico funcionó incorrectamente. Tras 3 horas de microgravedad, el pulso de Laika descendió a 102 latidos por minuto (tardo en descender 3 veces más que en los entrenamientos). Aunque Laika estaba agitada, los registros mostraban que estaba comiendo. Sus signos vitales pararon entre 5-7 horas desde el despegue. Sin embargo, la información que las autoridades dieron a conocer decía que el animal se comportaba con calma y que en pocos días descendería a la Tierra, primero en su cápsula espacial, luego en paracaídas. El mundo confiaba que el animal llevaba comida suficiente y su condición era estable, muchas personas estuvieron pendientes de su regreso. Se hizo descender en paracaídas un perro y la gente se convenció que era Laika, pero cuando llegó a tierra, se comprobó que el perro era macho y el montaje no era más que una broma pesada. 
La realidad era que el Sputnik 2 no estaba preparado para regresar a la tierra de forma segura, por lo que ya se sabía que Laika no iba a sobrevivir, incluso se había planeado sacrificarla con comida envenenada que Laika consumiría a los 10 días, pero su suerte fue otra. Durante años, la Unión Soviética dio explicaciones contradictorias, diciendo que la perra había muerto por asfixia o que había seguido el plan de sacrificio propuesto inicialmente, incluso que había sobrevivido 4 días tras los que pereció por sobrecalentamiento de la nave. 
En 2002, Dimitri Malashenkov, que participó en el lanzamiento, reveló que la perra había muerto entre 5-7 horas tras el despegue por estrés y sobrecalentamiento. 
El Sputnik 2 orbitó la Tierra 2570 veces durante 163 días y explotó al entrar en contacto con la atmósfera el 14 de abril de 1958. 
Después de Laika, ninguna otra misión con perros como pasajeros fue lanzada sin que existiese un sistema para el retorno seguro del animal. 
«Cuanto más tiempo pasa, más lamento lo sucedido. No debimos haberlo hecho... ni siquiera aprendimos lo suficiente de esta misión, como para justificar la pérdida del animal.»
Oleg Gazenko, uno de los principales científicos del programa de animales en el espacio, y entrenador de Laika.

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